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Recordando Celestina

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19 Diciembre 2022

El 20 de diciembre es para nosotras un día de acción de gracias por el don de la vida de una gran mujer, una madre espiritual, modelo de vida cristiana en lo cotidiano, mujer de carácter fuerte y dulce a la vez, con un corazón grande: Madre Celestina Bottego, nuestra fundadora. Ella nació ese día, en 1895. Físicamente ya no está con nosotros pero por la fe sabemos que nos sigue acompañando desde el Cielo y está en comunión con nosotros.

Como Xaverianas sentimos un profundo sentimiento de gratitud por los dones que el Señor ha manifestado en ella y que ha sabido compartir en su vida. La primera de muchas  características que me llama la atención en ella es la acogida: en esta actitud expresaba la ternura. Me parece percibir que para ella era el camino para llegar a Dios.

Esto es lo que testifican algunas Hermanas que la conocieron:

«Siempre me conmovió su bondad y su capacidad de acogida festiva. Se leia en su mirada una alegría viva y sincera cuando nos encontraba. A menudo me decía a mí misma: "Sólo quien muere a si mismo puede siempre acoger con tanta caridad". Esta actitud nos dejaba una impresión dulce y profunda, un gran deseo de amar, de acoger, de ser buenas".

«La Madre nos llamaba con frecuencia a diaolgar con ella y siempre nos ayudaba a ver las cosas con la mirada de Dios, con fe, pero se preocupaba de todo: de cómo estabamos, de si éramos contentas. Ella fue muy comprensiva y venia al encuntro de nuestras necesidades aún más humanas. Celestina tenía el don de hacer sentir a quienes se acercaban a ella la certeza de que en ella encontrarían una "madre de repuesto" cada vez que la necesitaran.»

«Tenía la espiritualidad del encuentro, una espiritualidad que la sacaba de su zona de confort para encontrarse con el otro con actitudes de admiración, diálogo, humildad, alegría».

«La veo con los brazos abiertos, una mirada transparente, dulce y decidida, generosa; expresaba cercanía y empatía con las personas”. Todo esto no se da por sentado, porque significa respeto, tolerancia, aceptación de la diversidad. Es acoger la vida, acoger los cambios, las propuestas, las personas… acoger el don de Dios y vivir con gratitud lo que Dios quiere.

La virtud de la acogida enriquece a la persona en su modo de ser, testimonia una disponibilidad ofrecida con humildad y paciencia, despertando empatía y confianza en quien acoge; puede ser que no hay mejor virtud para expresar lo que Jesús quiso que hiciéramos en el mundo y en la vida.

En nuestro tiempo necesitamos asumir más la cultura de la hospitalidad como camino privilegiado para el encuentro con Dios, que se manifiesta ante todo en los rostros de las personas que encontramos en nuestro camino. El Papa Francisco dice: “La Iglesia debe ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todos puedan sentirse acogidos, amados, perdonados y animados a vivir según vida del Evangelio” (Evangelii gaudium, 114)

Como Madre Celestina, hay muchas personas cuyas vidas nos han impresionado y nos llevan a profundizar en la búsqueda incesante del sentido de la hospitalidad. Siempre es novedoso y fascinante encontrar las razones de la hospitalidad junto a alguien que nos acompaña en este camino, sin nunca dar nada por sentado.

Celebrar el aniversario de una persona que me impresionó siempre debe llevarme a cuestionarme sobre mi experiencia de vida, sobre los dones que Dios me da y quiere que manifieste; Como dijo Celestina, «Donde estemos, nuestra vida debe convertirse en un canto de amor y de acción de gracias a Dios y nuestras almas deben unirse en una gran caridad,  excluyendo cualquier desafinación que pueda afectar la obra y perturbar la armonía.

¡Madre Celestina, intercede por este don!

Guadalupe Pacheco Rodriguez

Misionera Xaveriana. Originaria de Torreon Coahuila-Mexico. Realizo su mision en Ciad-Africa. Actualmente realiza su mision como formadora en la ciudad de Guadalajara-Mexico