Espiritualidad
Las características fundamentales de nuestra identidad
La fe viva y la disponibilidad a la voluntad de Dios han sido las actitudes espirituales que de un modo especial han impulsado a padre Santiago Spagnolo y la madre Celestina Bottego a comenzar nuestra familia misionera. Estas actitudes son fundamentales para nuestra identidad de consagradas para la misión.
OTROS ASPECTOS QUE NOS CARACTERIZAN
"Con-por-en Cristo"
El centro de nuestra vida es Jesucristo el hijo de Dios que murió y resucitó por amor. Él nos une a sí mismo y nos llama a continuar su misión. Por su gracia, viviendo con él, por él y en él, queremos hacer de nuestra vida un don total a Dios padre, a los hermanos y hermanas. Nuestro lema, Padre nuestro venga pronto tu Reino por María, es la petición que acompaña la misión que se nos ha confiado. Expresa el deseo que llevamos en nuestro corazón, el anhelo del cumplimiento del plan de Dios, de la recomposición en Cristo de todas las rupturas del mundo.
Totalmente disponibles a la acción de la Omnipotencia Misericordiosa de Dios
Ser misioneras significa entregarnos a la acción de la omnipotencia misericordiosa de Dios para que Él pueda obrar su plan de reconstruir el mundo a través de nuestra pequeñez:
También nosotros pequeños e indignos pero deseados instrumentos de su omnipotencia con Él queremos actuar donde pidan nuestra cooperación; también queremos difundir la misericordia para que todos puedan con nosotros y a través de nosotros alcanzar los dones gratuitos de Dios, especialmente los más grandes, aquellos que se alcanzan en el infinito y el eterno (padre Giacomo Spagnolo).
Como y a través de María
Nos inspiramos en María, especialmente en el misterio de la visitación, que nos ofrece el modelo de nuestra actitud interior respecto a Dios y a las personas. María va con solicitud con su prima Isabel, llevando en su vientre a Jesús, presentándose como cualquier mujer, pero con un gran secreto, una gran misión que cumplir para la humanidad.
Espíritu de familia y de misericordia
Convocadas por el Señor Jesús, con su ayuda, nos comprometemos a construir comunidades fundadas en la unidad de corazón y espíritu, incluso en la pluralidad y la diversidad, marcando en nuestras relaciones la estima, el afecto fraternal, la misericordia y el perdón recibido y ofrecido. La comunión entre nosotras es una condición de la eficacia de nuestra misión: "en esto reconocerán que son mis discípulos, en que se aman unos a otros" (Jn. 13, 35).