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Chi siamo

Padre Santiago Spagnolo (1912-1978)

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Santiago Spagnolo nació el 31 enero de 1912 a Rotzo, en el Altiplano de Asiago, en la provincia de Vicenza. Era el mayor de nueve hermanos, miembro de una familia modesta de campesinos. Los padres, a pesar de las situaciones difíciles de la vida causadas por la primera Guerra Mundial, sabían cómo inculcar a sus hijos el amor y la confianza en el Señor.

A los once años entra con los misioneros Xaverianos en Vicenza, donde frecuento la secundaria, hasta la admisión al noviciado. Continúo con dedicación y disponibilidad su formación misionera pronunciando sus primeros votos en 1928. Cultiva una intensa vida espiritual mientras se preparaba a la ordenación sacerdotal. Y aun cuando las frágiles condiciones de salud parecían conducir a los superiores a reenviar la fecha de la ordenación, con humildad y filial abandono persevero en la esperanza de recibir este don, que le llega como un signo de la ternura maternal de la Virgen María.

El 11 noviembre 1934, Santiago fue ordenado sacerdote. Algunos meses después se fue a Roma, donde frecuento el curso de Misionología en la Universidad Urbaniana. En 1939 se graduó brillantemente y, lo llamaron de Parma para enseñar en la escuela secundaria de los Xaverianos. Durante el mismo período él inició sus estudios de ingeniería primero en Parma y después en Boloña.

Es en este tiempo que algunas circunstancias providenciales lo ponen en el camino de la fundacion de la rama femenina de su congregación.

Animado por un superior suyo, en el año de 1942, propone a una señorita de colaborar a la fundación de la rama femenina del Instituto. Aquella joven, después de un consentimiento inicial, renuncia a la invitación. El Padre Santiago reza y espera señales confortadoras del Señor. Al año siguiente se recuerda de la Señorita Bottego a quien le hace la propuesta para ocuparse del proyecto, inicialmente ella le dice que no está dispuesta a involucrarse personalmente. En agosto de 1943 es nombrado rector de la Casa Madre de los Misioneros Xaverianos y tuvo que abandonar los estudios de Ingeniería.

Como Rector, para la Pascua de 1944, envía a Celestina una postal con el Crucifijo con escrito "Todo", palabra que quema las resistencias de aquella mujer de fe.

En mayo de 1944, el padre Santiago se encuentra en las colinas de Parma en Capriglio, evacuado junto con la comunidad de la teología de los xaverianos, para escapar de los bombardeos. Ahí estaba dando los ejercicios espirituales a los diáconos que en Pentecostés recibirían la ordenación sacerdotal. También está presente Celestina Bottego, que en un intenso clima de oración, el 24 de mayo dice el sí que da vida a la congregación de las misioneras Xaverianas.

Al padre Santiago se le confían cargos de responsabilidad en su Instituto. Mientras tanto, acompaña con amor y respeto la nueva Congregación que va creciendo. En 1951, el V Capitulo General de los Misioneros Xaverianos reconoce oficialmente la joven fundación como rama femenina del Instituto. Este reconocimiento es para el Padre Santiago motivo de profunda alegría y reconocimiento oficial que el camino llevado a cabo es bendecido de su fundador Guido Ma. Conforti, que desde el cielo realiza su sueño.

En 1968, libre de los compromisos internos de su Instituto puede dedicarse con mayor disponibilidad de tiempo para acompañar el camino de la joven congregación que, a partir de 1954, inició su presencia en otros países

Visita las comunidades, las sigue con sus sabios y paternos consejos, mantiene una extensa correspondencia epistolar con sus "hijas".

Su mayor preocupación era para que las misioneras estuvieran formadas con una espiritualidad sólida, en una misión cuya alma fuera la contemplación, la gratitud y la alabanza al Señor Omnipotente y misericordioso. Ofrece orientaciones con panoramas amplios, enseñando a “tener grandes ideas, abandonando la tacañería de ciertas vanidades interesadas".

Es una persona contemplativa y de profunda humanidad.

 Vive en profunda intimidad con Jesús y era capaz de disfrutar de la belleza de la naturaleza, la invención de una máquina, la fotografía y de un juego de cartas. Era capaz de relaciones positivas, afectuosas y libres con todos.

Su serenidad, nacida de una profunda confianza en Dios, se manifestó especialmente frente a la enfermedad de pulmón, un tumor, que revela su severidad en octubre de 1977.

El Padre Santiago se dispuso a aceptar con serenidad este sufrimiento sometiéndose a dolorosos tratamientos. Vive su último tramo de camino abandonándose con confianza y simplicidad en las manos del Señor. Esta es la actitud que se refleja de sus últimos escritos:

"Para quien ama al Señor, también esta vida está llena de alegría, casi un preludio de aquella grandísima felicidad que nos espera en el cielo. Pero aun cuando o donde el sufrimiento y la separación toquen a la puerta de nuestro ser, nunca desaparecerá la luz de la esperanza del bien inmenso que nos espera... Sin embargo, como salgan las cosas, no tenemos que temer porque estamos en buenas manos."

Así termina la ultima carta a sus hijas:

"Recordémonos en la oración para que la vida de Cristo se manifieste siempre más en nuestro cuerpos mortales (cf. 2 Cor. 4, 10-11). Estos son los deseos hermosísimos y muy eficaces que nos intercambiamos, puesto que no hay acontecimientos más grandes e importantes para nosotros, que cumplir nuestro fin: ¡ser imagen del Hijo de Dios aquí en la tierra y allá en la gloria!

El 22 de marzo de 1978, miércoles de la semana santa, padre Santiago Spagnolo concluye su peregrinar terreno para entrar en la gloria del Señor Jesús, intensamente amado y servido en toda su vida.