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Semillas de esperanza

Reyna Hernández
360
18 Marzo 2024

Hace unos días vivimos una experiencia hermosa y enriquecedora de una semana de misión en Locorotondo (Ba), un lugar maravilloso. Ahora nos sentimos como aquellos 72 discípulos que Jesús había enviado de dos en dos en misión y, una vez cumplida, regresan a Él llenos de alegría, contándole todo lo que han hecho y vivido.

El hilo conductor que nos guio fue el tema de la Cuaresma "a través del desierto, Dios nos guía hacia la libertad", como para subrayar que en un momento en que la Iglesia parece ya no tener tanto impacto, podemos ver los brotes de esperanza a nuestro alrededor. Desde el primer día, durante nuestro envío, durante la Eucaristía dominical, vimos una Iglesia muy viva y alegre. Fueron días intensos y con la ayuda de nuestros Laicos mmx pudimos encontrarnos con varios grupos y personas, especialmente niños, adolescentes y jóvenes en las escuelas y en la parroquia. Luego, los grupos de oración, los catequistas, los educadores, algunos ancianos y enfermos, las parejas de novios y casados. Finalmente, el consejo municipal y las asociaciones sociales.

Adaptándonos a cada grupo y distribuyéndonos en las diferentes realidades, se propusieron dinámicas que llevaban a reflexionar sobre la situación del mundo actual. Intentamos despertar esa empatía hacia el sufrimiento, que, a menudo, nos "hace exhaustos e insensibles" o a veces indiferentes. Ahora, ciertos problemas ya no conmueven nuestro corazón, domina "la globalización de la indiferencia", la cultura del individualismo, una realidad de esclavitud que nos aleja y nos divide porque intenta "negar la fraternidad".

Esto nos llevó a reflexionar sobre el tema del encuentro con el otro, que ocurre cuando somos conscientes de nuestros límites y fragilidades, y sentimos que necesitamos primero la contribución del otro, unir e integrar nuestras fuerzas, nuestras diferentes creatividades. Luego abordamos el aspecto de las culturas diversas, el significado y el valor de la interculturalidad. Durante esta semana de misión no faltaron las comparticiones entre nosotros, fuertes testimonios vocacionales y de misión, porque el equipo de estos días estaba formado por algunos misioneros Xaverianos, Combonianos y de la Consolata, dos misioneras Xaverianas y dos de la Consolata, y una misionera artista. Fue una animación organizada por los Institutos misioneros presentes en Puglia, por nuestros Laicos, y con la acogida de la Iglesia madre de Locorotondo, en la persona del párroco Don Stefano Bruno.

Algunas familias donaron su tiempo preparando comidas u otros servicios para nosotros. De esta manera nos mostraron que la misión no es solo tarea de personas especializadas, sino de todos, porque Jesús nos llama a todos, nos involucra y nos hace participar en Su misión de Anuncio. Vivimos las celebraciones diarias y especiales de la parroquia, y personalmente me impresionó la presencia activa de la gente, por el interés y el calor que transmitían, de donde se reflejaba la fe viva que hace festiva la liturgia. Puedo decir que vimos los brotes del Reino en esta comunidad creyente, ese buen terreno donde las "semillas de esperanza" brotan en la acogida, la hospitalidad y del compartir, en la alegría y la libertad, en la comunión alrededor de la mesa de la Palabra de Dios, y sobre todo alrededor de la mesa de la comida ofrecida con tanta fraternidad y calidez en sus hogares y familias.

Reyna

Todos son gestos hermosos de valores comunitarios, de convivencia humana y fraterna que hemos contemplado, y de los cuales los misioneros hemos sido beneficiados. Se piensa que los misioneros deben "dar primero" en el lugar donde llegan (y a veces también lo pensamos nosotros), como si no necesitáramos recibir, enriquecernos, convertirnos también nosotros. En cambio, esta experiencia nos deja una vez más esa lección: el Reino de Dios ya está presente en todas partes, y Su Espíritu trabaja en el corazón de los hombres. Anunciar el Evangelio, por lo tanto, no es principalmente enseñar verdades y doctrinas, sino descubrir, apreciar, aprender y promover la belleza de las "semillas de esperanza" que encontramos; participar en los dolores y alegrías de las personas, en sus luchas y esperanzas. Todos son actitudes que manifiestan la presencia de Dios como Padre y Madre. Si Dios es esto, entonces todos somos una familia, hermanos y hermanas.

Gracias de corazón Locorotondo y especialmente a nuestras Laicas mmx, Antonella y Marina, que organizaron y nos acompañaron en todo momento de nuestro trabajo misionero. Que Jesús renueve y mantenga siempre alegre su vocación misionera y su comunidad