Skip to main content

Mujer: creadora de vida

S. Fernanda Verzé
633
08 Marzo 2024

Como una magnífica catedral cuyas columnas de apoyo son firmes, claras, exigentes y tranquilas, la mujer posee un alma recta y profundidad de pensamiento, intuición y sensibilidad de mente, la capacidad de comprender el corazón humano y ansiosa de aprender siempre, de profundizar cada cosa interiorizándola en su corazón.

Su don es ser generatriz de vida, con un corazón humilde pero decidido. A diferencia de los hombres, las mujeres desde la adolescencia tiene más motivos de sufrimiento e incomodidad. A veces le gustaría ser diferente y poseer la fuerza del hombre para defenderse de las agresiones o provocaciones, pero cuando alcanza la madurez como mujer capaz de maternidad, se da cuenta de que la verdadera fuerza viene de dentro, de su propio interior. Es entonces, "en medio del camino de su vida", que decide resistir, emprender un camino serio de conocimiento y conciencia de su riqueza interior, de su capacidad reflexiva y de su fuerte determinación para afrontar las dificultades, problemas y sufrimientos ante los cuales el hombre se retira con miedo.

Su fuerza está en sí misma y madura lentamente a través del ejercicio constante de sus posibilidades para no sentirse inferior al hombre, como siempre se le ha considerado.

La mujer de nuestro tiempo se emancipa, pero muchas veces comete el error de considerar la igualdad con el hombre en todos los aspectos como "emancipación". De esta forma, implícitamente declara que su modelo es el hombre y, sin saberlo, lo considera verdaderamente superior a sí misma. La verdadera emancipación, en cambio, consiste en considerarse a sí misma y desarrollar todo lo que potencialmente sabe hacer, en una palabra, convertirse en sí misma. Debe mirar dentro de sí y darse cuenta de cuántos dones y habilidades hay en ella y que está llamada a desarrollarlos al máximo, porque se apoya en una interioridad resistente, en una intuición y una sensibilidad que va más allá del puro hacer. No hay superioridad ni inferioridad entre los dos sexos, pero si diversidad y la diversidad es un elemento positivo y útil, porque puede transformarse en complementariedad.

La mujer es madre por naturaleza y por eso conoce la vida, pero no se jacta de ella, conoce los sentimientos en ella y los ánimos de los demás, conoce las emociones que hacen mal y las que son buenas y, sabe ir más allá, sabe cómo ir a una acción empapada de sentimiento positivo. Su maternidad no es solo biológica, sino que pertenece a su ser. Por eso conoce los matices del corazón humano y está atenta a cada uno de sus movimientos. Lo conoce, pero es consciente de que no lo conoce lo suficiente; tiene la conciencia de que no lo sabe todo y la necesidad de seguir mirando en su interior para encontrar las motivaciones que la hacen moverse en su ser amplio y profundo. De hecho, cuanto más sabes, más seguro estás de que no sabes, como dijo el sabio filósofo y maestro Sócrates: "Yo sé que no sé".

Es típico de las personas inteligentes, honestas y sensibles sentirse abiertas a todo tipo de conocimientos. Cada día experimentan, es cierto, que cuanto más aumenta su horizonte de conocimiento, más sienten su ignorancia del "conocimiento infinito", especialmente del conocimiento del corazón humano. Al contrario, los que creen saber no buscan el conocimiento y se vuelven arrogantes y violentos. De hecho, hoy asistimos a tanta violencia contra las mujeres. Su cuerpo a menudo es ultrajado, pero su espíritu no. El hombre tiene miedo de la riqueza de los dones espirituales que una mujer lleva dentro y no tolera tal afrenta. Sin embargo, dado que no puede matar ni violar el espíritu, ataca sin piedad el cuerpo, tratando de golpear el alma.

La mujer no debe darse por vencida ante tanta violencia, sino ser cada vez más consciente del valor y la responsabilidad de su vida y de los demás. Dios le ha dado un gran espacio interior en el que influyen profundidad de pensamiento, espiritualidad con profundidad contemplativa-educativa, capacidad realista para captar las necesidades del tiempo en que vive, mirada clarividente, capacidad "fecunda" que la convierte en generadora de vida en cada gesto suyo.

donne1

Para ser creadoras de vida no es necesario dar a luz hijos, sino ser "madres", es decir, construir vida en cada persona, construir cercanía con todos, sin enjaular los afectos, sino con un corazón  fuerte y libre, con una especial intuición y buen juicio, comprender los propios errores y los de los demás para saber educarse a sí mismo y a los demás. Esta es la grandeza de la mujer, su valor, que no solo no aplasta a nadie, sino que sabe colocarse junto a las personas de una manera amable, benévola, dulce. Es una grandeza evangélica de la que ella misma es muy poco consciente.

Una imagen llena de significado me gusta cultivar en el corazón y en la mente. En el Apocalipsis, último libro de la Biblia, en la visión de Juan aparece un signo: UNA MUJER VESTIDA DE SOL, que indica con esta expresión una Belleza sobrehumana. Esta mujer vestida de sol está dando vida a un hijo, a quien el dragón, símbolo del mal, quiere secuestrar y devorar. Sí, es así: de inmediato y en cuanto decide generar vida hay dificultades, dificultades de todo tipo. Esta mujer vestida del sol, con las doce estrellas en la cabeza, es un símbolo: indica en primer lugar la alianza entre Dios y el pueblo.

También sabemos que esta figura femenina ha sido atribuida por la Iglesia a la propia Iglesia y a María, a una verdadera mujer, por tanto, interpretada desde un punto de vista personal y comunitario.

La misión de la mujer es misión de Belleza porque solo está a favor de la vida. Está vestida de sol porque construye vida. No puede haber vida donde no hay sol. Si una mujer no construye la vida, traiciona su misión y, por tanto, se prostituye, porque se desprecia a sí misma y al don que es suyo, único y exclusivo.

Pero incluso la mujer, por madura que sea, no ha terminado, todavía de salir a la luz. Una cosa es nacer y otra cosa es salir a la luz. El tiempo del nacimiento es corto, el tiempo para salir a la luz dura toda la vida. La mujer, creadora de vida, tiene la responsabilidad de salir continuamente a la luz, de ver su horizonte interior que se ensancha y se llena de luz. Lentamente, se viste de Sol y hace nacer la vida, pero no es suficiente. La vida nacida debe ser educada, formada, para sacar a la luz todos los dones con los que Dios ha colmado cada vida.

 Nuestro filósofo Sócrates comprendió esta realidad y la asumió como misión. Hijo de partera, solía decir: Mi madre ayuda a nacer a los niños y yo ayudo a nacer a la persona. Como verdadero educador hacía que la persona naciera continuamente, saliendo poco a poco a la luz, precisamente para contemplar su ser persona.

María es la mujer "creadora de vida" por excelencia; nos hizo salir a la luz en el Calvario, signo de que la vida no se puede generar sin sufrimiento. Tomar conciencia de la propia misión de mujer significa fortalecerse, no perder el tiempo y la existencia superficialmente, sino cultivar una espiritualidad profunda, consciente de la vocación: la propia vida y la de los demás se generan en el Calvario, vestidas de Sol, para que el "mundo vea y crea".