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Recordando a la Madre Celestina Bottego

Misioneras Xaverianas
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19 Agosto 2018

El 20 de agosto de 1980 moría a Parma nuestra fundadora, la Madre Celestina Bottego.

En el 38 º aniversario de su nacimiento en el cielo queremos recordar, a través de sus escritos, su figura de mujer consagrada y misionera y un poco del aporte que

le dio a esta congregación de las misioneras de María-Xaverianas en cuya Fundación colaboró hace setenta y tres años junto con el padre Xaveriano Santiago Spagnolo.

… para anunciar con la vida el Evangelio de Cristo a los no cristianos

"En una atmosfera de pura fe y fervor fui conducida a decir mi “sí” por un impulso interior al que no pude poner resistencia. Pensaba de ser libre y sin embargo no lo era".

El 24 de mayo de 1957, en una carta a sus hijas durante el viaje a Brasil, la madre recuerda así aquel "Sí", sufrido, pero total, pronunciado después de un largo trabajo interior, en una lucha entre el no sentirse idónea para la obra que le habían propuesto y el deseo de no negarle nada al Señor.

Toda la vida de la Madre Celestina ha sido un canto de fe, un testimonio de disponibilidad y de abandono a la voluntad de Dios, la cual se iba manifestando a través de los acontecimientos.

Como María

En María, Virgen y madre, volviendo a recorrer con ella un camino de fe, Celestina encuentra la vía para llegar a Cristo y donarlo al mundo en conformidad con su propia feminidad y maternidad.

En una carta de mayo, invitando a sus hijas a la contemplación de la Santa Virgen escribía: “Su vida como se nos revela en las páginas del Evangelio, es todo un canto de fe. “¡Dichosa tú porque has creído!”. Contemplarla en su vida de fe, también para cada una de nosotras, debe ser motivo de alegría, de fuerza y de nuevo empuje. ¿No es aun nuestra vida misionera todo un acto de fe?... encontrarnos frente a un mundo inmenso que no cree, que vive en la pobreza espiritual y material, sentirnos impotentes por ser demasiado pocas, siempre demasiado incapaces y sin medios adecuados y, no obstante, eso, seguir creyendo que nuestro amor, nuestros sacrificios, nuestra presencia, nuestra pobre acción en el plan de Dios, servirán en la extensión de su reino…”

Misionera de María es la mejor expresión de la personalidad y características espirituales de la madre Celestina. Desde el primer sí, pronunciado entre las montañas de Capriglio, al amén expresado poco antes de su muerte.