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Algo memorable

Andrea Yessenia
999
22 Abril 2018

Yessica una joven que participo en la Misión de Acoyotla Hidalgo 2018 nos habla de su experiencia.

Ésta fue mi primera vez de Misiones y la verdad es que fue una experiencia maravillosa. Para empezar yo me decidí a ir por lo que Mary me había contado que ella vivió, la vi tan radiante y tan feliz que me dieron muchas ganas de ir y así fue como comencé a ir a las reuniones de preparación con l@s misioner@s Xaverian@s.

Cuando se iba acercando ya el momento de irnos, como unos dos o tres días antes me sentí súper nerviosa y con mucha nostalgia porque por primera vez no estaría en mi parroquia y con mi grupo ayudando y participando en semana santa, sin embargo todos esos nervios se fueron cuando llegamos a Tamazunchale, San Luis Potosí y la familia de Zeferino, nos dio de desayunar unos ricos tamales, comenzamos a dividirnos por comunidades y nos fuimos con nuestro respectivo catequista de la comunidad, en el caso de mi equipo de Xalcuatla le tocó a Don Catarino ir por nosotros y llevarnos hasta nuestro lugar de destino.

Mi impresión fue: Woow !!!

La verdad parecía un sueño, algo increíble, el paisaje, las montañas, los árboles tan frondosos, las casitas y todo, me sentía en una pintura o fotomontaje, o algo así.

Todos los días en que estuvimos ahí, las personas se portaron de una manera tan amable, tan cariñosas, tan hospitalarias, pero sobre todo con muchas ganas de que les hablaran de Dios y de platicar mucho.

En realidad es una experiencia tan única que una vez que lo descubres ya no quieres parar, los niños fueron sin duda los que más tiempo pasaron con nosotros, querían jugar, correr, brincar, bailar y todo lo que se pudiera. Los jóvenes jugaron básquet con nosotros y nos enseñaron a jugar reloj, los adultos nos platicaban cosas tan bonitas, experiencias de ellos y la mayoría tenía familia en Monterrey, además nos enseñaron un poco a hablar en Náhuatl y eso es algo que nunca imaginé que aprendería. Las señoras preparaban la comida más rica que he probado, los mejores nopales sin duda son de ahí.

Algo memorable, nunca va a salir de mi corazón y ahí gracias a los misioneros descubrí a Dios, en las personas más humildes y más ricas de espíritu, en la sonrisa de los niños en el saludo de los jóvenes y el abrazo de los adultos. Hoy le digo a mis padres que nunca me van a volver a tener con ellos en Semana Santa, porque quiero dedicar mi vida a servir.

Andrea Yessenia