Skip to main content

LA FUERZA DEL AMOR

Delia Guadagnini mmx
677
14 Junio 2018

La palabra África evoca a menudo dramáticas imágenes de guerra, violencia, hambre, enfermedad, refugiados. Conocerla, sin embargo, me revela también los valores, las tradiciones, culturas y especialmente las personas y sus historias me enseñan algo todos los días.

El Evangelio, el encuentro personal con Cristo salva y fortalece estos valores, de los cuales soy testigo continuamente.

Hay personas que se levantan en la mañana sin saber si comerán, si encontraran trabajo, si podrán ir a la escuela, si tendrán medicamentos para curarse, si regresaran a casa por la noche, sin embargo, en esta precariedad de la vida que, a mí, a nosotros, nos pondría en angustia, ellas son capaces de mirar con alegría el sol que nace y calienta las pequeñas plantas de yuca, arroz, de frijoles y dar gracias al Creador.

Personas que hacen kilómetros a pie para reunirse con otras personas en pequeñas comunidades de base, reflexionar sobre la palabra de Dios y buscar juntos cómo comprometerse concretamente por los más pobres.

Personas que encuentran el tiempo para visitar a los enfermos solos en el hospital o que llevan un pedazo de jabón a un preso que no tiene familiares.

Personas que llegan con los pies descalzos, en el lodo, a pedirme y acompañarme a visitar un enfermo que quiere tener un encuentro con el Señor.

Hay quienes llegan a perdonar a aquellos que han hecho daño a alguien en su familia, a quien destruyo el futuro de uno de sus hijos.

Hay mamás que cada mañana aún en la oscuridad recorren largas distancias para ir a cultivar su propio campo y regresando a casa por la noche todavía tienen fuerzas para cuidar de su esposo e hijos.

Hay personas mayores que con su sabiduría saben guiar y aconsejar a los jóvenes.

Hay niñas y niños que cuidan de sus hermanos menores y acarrean el agua, la leña y cuidan de los hijos de sus vecinos.

Hay señores que, sin mirar sus fatigas, a pie y la noche recorren un largo tramo de bosque, para llevar a los enfermos al hospital más cercano.

La fuerza del amor es sorprendente, dondequiera; la tenemos dentro todos, si cada día la sacamos del Evangelio, de la oración, de los sacramentos, de las personas que nos aman.